Keisha y su hijo vivían en Texas cuando su pareja comenzó a maltratarla. Acudió a la policía, la cual le respondió que no podía ayudarla y que ella debería irse adonde él no pudiera encontrarla. Tomó coraje y huyó con su hijo a California, donde se le otorgó una orden de restricción y la custodia exclusiva. Pero un día, Keisha fue a buscar a su hijo a la escuela, y él no estaba.
Su maltratador lo había llevado a Nevada. Mantuvo al niño encerrado y en espacios pequeños, no lo llevó a la escuela y no le permitió hablar con Keisha.
Keisha peleó una larga batalla judicial e involucró a las autoridades para lograr que su hijo regresara de Nevada. Cada cosa positiva que sucedía en el tribunal, él apelaba. Keisha fue al tribunal tantas veces que perdió su trabajo. Finalmente, Keisha encontró al FVAP.
El FVAP representó a Keisha y ganó su apelación, la cual sostiene que el tribunal de primera instancia tenía razón al otorgar a Keisha una orden de restricción y concederle la custodia plena de su hijo. Ahora, Keisha y su hijo están juntos y más seguros. Su caso sentó un precedente jurídico y marcará una diferencia para muchos otros sobrevivientes de malos tratos.